El transbordador espacial Challenger (designación
NASA: OV-099) fue el segundo orbitador del programa del transbordador espacial
en entrar en servicio. Su primer vuelo se realizó el 4 de abril de 1983, y
completó nueve misiones antes de desintegrarse a los 73 segundos de su
lanzamiento en su décima misión, el 28 de enero de 1986, causando la muerte a
sus siete tripulantes. El Challenger fue reemplazado por el transbordador
espacial Endeavour que voló por primera vez en 1992, seis años después del
accidente.
Problema:
El Challenger se destruyó a los 73 s del lanzamiento
de la misión STS-51-L, la décima misión del orbitador, el 28 de enero de 1986,
cuando una junta teórica de su cohete impulsor (SRB) derecho falló en su
función de estanqueidad. En el momento del despegue, el impulsor derecho deja
escapar un humo negro nueve veces en un periodo de 2,5 s y se detiene cuando la
nave se impulsa. Al momento de la ignición el transbordador cabecea 1 m de lado
a lado antes de impulsarse, con cada cabeceo escapa el humo negro.
El combustible para cohetes estaba enriquecido con
viruta de aluminio que le proporcionaba un mayor poder de empuje, probablemente
la escoria de aluminio selló momentáneamente la fisura de la junta retrasando
la catástrofe.
Las juntas fallaron debido principalmente a la sobre
compresión repetida durante el montaje y que las bajas temperaturas agravaron
aún más. Esta anomalía fue advertida por los ingenieros de Morton Thiokol, los
fabricantes de las partes del impulsor, se advirtió a la NASA, pero por presión
de la misma NASA los ingenieros de Morton Thiokol cedieron y autorizaron el
despegue.
A los 58 s, el transbordador pasó a momento Q
(inestabilidad) cuando cruzó por una fuerte corriente de viento, esto abrió
nuevamente la junta. Así mismo, hizo que una columna de fuego se escapase del
SRB y quemase el tanque de combustible externo (ET). El hidrógeno líquido del
tanque externo derramado comenzó a arder, cortando las abrazaderas que
mantenían al SRB. El SRB se balanceó y golpeó el ala derecha del Challenger.
Esto causó que el montaje completo virase bruscamente y el transbordador quedó
expuesto a fuerzas aerodinámicas incontroladas.
El transbordador entonces se vio envuelto en una
gigantesca bola de fuego a los 73 s del despegue, desintegrándose casi en su
totalidad, emergiendo la cabina intacta de la conflagración.
Los 7 tripulantes fallecieron al impactar la cabina de
la nave contra el océano, tras una larga caída de casi tres minutos. Las
circunstancias finales de su muerte se desconocen, la comisión investigadora
del accidente determinó como ¨poco probable¨, el hecho de que alguno de ellos
estuviese consciente al momento del impacto, aunque posteriormente salieron a
la luz pública evidencias de que al menos cuatro de los miembros de la tripulación
pudieron activar sus sistemas auxiliares de suministro de oxígeno, y que
intentaron socorrerse mutuamente.
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